Las Provincias productoras son en orden de superficie sembrada para la campaña 2015/16 Misiones con el 36,4%, Salta, con el 28,79%, Jujuy con el 23,6%, Tucumán con el 6,2%, Corrientes, con el 3,1%, Chaco con el 0,8% y Catamarca con el 0,9%. Las variedades más importantes son Virginia y Burley y son complementarias las llamadas variedades criollas adaptadas a condiciones locales.
El sector empresarial está constituido por 22 acopiadoras y 10 empresas manufactureras de las cuales dos (Nobleza y Massalin) dominan el 97% de las ventas en mercado interno, que consumía por año unos 2.000 millones de paquetes de 20 unidades por año. Este mercado pierde cada año volumen de ventas y muestra en este sentido una tendencia marcada.
Existen en la Argentina unos 18.400 productores que en la campaña 2014/15 (última con información completa) sembraron 68 mil hectáreas y cosecharon unas 53.800 hectáreas en un año de producción normal que llegó a las 106 mil toneladas cosechadas. El valor de la producción primaria fue de 2.744 millones de pesos.
El sector de la producción de tabacos no muestra cambios estructurales en cuanto a actores e inversiones en tecnología que pueda indicar posibilidades de nuevos jugadores que renueven la actividad.
La producción cae todos los años y la economía sectorial no muestra ningún crecimiento real. Es decir que el sector está extendiendo una condición que año a año se vuelve más negativa. La salida positiva que se espera de las ventas al exterior no se muestra tan positiva. Un contenido que no hace predecir un escenario para crecer en poco tiempo.
La exportación de tabaco en rama sin elaborar que había caído desde las 89 mil toneladas en el año 2012 a las 44 mil toneladas en el año 2015, básicamente por la falta de competitividad en los mercados externos tuvo su revancha en el 2016 bajo las nuevas condiciones económicas y superó las 100 toneladas compensando la caída que se dio en el mercado interno.
El sector tabacalero, con las bajas en cuanto a superficie cultivada y producción que se confirma año tras año, parece que define una tendencia a contraerse. No solo sucede en términos físicos sino que también se extiende al volumen económico. La producción cada vez vale menos en términos de valores actualizados.
Dado que el mayor volumen se dirige al mercado internacional las voluntades del mismo son determinantes. Lo que se proyecta son menores ventas hacia China y mayor competencia de otros grandes productores (Mozambique, Brasil, etc.). Esto conlleva a menores precios.
Lamentablemente no se concluye que este año sea de buenas expectativas de mejoras respecto de lo vivido en los últimos años. Dejemos abierta una esperanza que China, nuestro principal comprador renueve sus ganas de comprar. Y esto puede pasar.
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