El foco siguió esta semana puesto en el mercado climático sudamericano. No tanto sobre Brasil, donde las perspectivas son mejores, y sólo preocupa el noreste, donde de hecho hay pronóstico de algunas lluvias, sino más bien por la Argentina, donde la preocupación pasó de una sequía generalizada a excesos de humedad en el suelo, y sequía remanente en el sudeste.Entrando de lleno al problema, y para ponerlo en perspectiva, algunos analistas hablan de que en nuestro país hay 1 millón de hectáreas en riesgo. Con un rinde tendencial hablamos de una producción de casi 3 millones de toneladas. Pero por otro lado, la Bolsa de Comercio de Rosario habla de 100.000 ha. La de Buenos Aires en tanto bajó la intención de siembra en 300.000 ha, pero destaca que hay preocupación por lo no sembrado.
En ese sentido lo que resta por implantar son 1,3 millones de hectáreas de soja pero de ellas 750.000 están en el noroeste y noreste argentino, donde el ritmo de implantación es normal para esta época del año. Otras 220.000 ha en el centro del país están con el tiempo contado, ya que pueden sembrarse hasta el 20 de este mes, por lo que están más complicadas pero todavía podrían concretarse. El resto son las que están más complicadas.
La otra cuestión es que hay soja de segunda sembrada más recientemente, que en las zonas anegadas podría tener que ser resembrada. Para esto hay que esperar que baje el agua, luego que el suelo seque y recién allí empezar a implantar. Esta demora podría ser excesiva.
Sin embargo cuando el problema es el exceso de humedad, es usual que algunas zonas rindan menos o pierdan área, mientras que otras habitualmente más secas reciben aportes adicionales y compensen. Por ello el tema del exceso de humedad es relativo.
El veredicto final es no apurarse a tomar decisiones drásticas. Los precios actuales son buenos y si la cosecha termina siendo normal, podrían bajar. Ese es el escenario más probable, pero en dos semanas se terminará de definir. Por ello hay que concretar las ventas planeadas, cubrir a la baja por medio de PUT otra parte importante, y esperar dos semanas para tomar nuevas medidas.
En otro frente el mercado internacional está nervioso por lo que ven como una ola de populismo en el mundo que puede llevar a inflación generalizada. Ese escenario empuja a los fondos a comprar commodities, y los granos no son ajenos.
En el mercado de maíz aparecieron nuevos casos de gripe aviar en el mundo, causando temor por la demanda de forraje, pero al mismo tiempo la producción de etanol en EE.UU. sube, pero sus stocks caen, marcando una demanda muy activa. Estos efectos se compensan.
Localmente hay mucho interés por maíz, pero los últimos barcos están arribando y hay que llenarlos. Con las lluvias, las entregas se demoraron, y en lugar de esperar a los operadores, los exportadores están poniéndose rígidos en que se cumplan las entregas, o bien que se reemplacen los negocios. Esto empuja el precio a la suba todavía más. Si hubiera otros embarques dando vuelta los exportadores no harían esto.
Para las posiciones nuevas, el mercado está pesado. Los 150 u$s/tt no llegan y los productores esperan ese valor de piso. No se los puede culpar: si bien hay muchos condimentos negativos, están ya tomados en los precios. Y en marzo se espera que el USDA confirme que la intención de siembra de maíz bajaría fuerte. Por otro lado habrá que ver cómo tracciona el mercado climático, que estará haciendo de las suyas en el momento en que se esté trillando el ritmo de siembra de la Argentina.
Por el lado del trigo, en EE.UU. el USDA bajó la calidad del trigo de invierno para los importantes estados productores de Oklahoma y Kansas. Sería por la seca actual y las bajas temperaturas. Las mismas siguen y empujan los precios. También en Ucrania hay problemas similares. En nuestro país en tanto seguimos viendo interés, con operadores que siguen originando, a pesar de que ya están muy comprados. Esto también evidencia una lectura alcista del mercado.
Fuente: ambito.com